Ô de L’orangerie, el aroma del nuevo frescor firmado por Lancôme

En 1969 nació un mito en la perfumería: Ô de Lancôme, un agua fresca que también podía ser un auténtico perfume. La refrescante fragancia fundía los cítricos, los aromas verdes de la madreselva y el romero, la voluptuosidad del jazmín y del pachulí en un aroma único.

Después de 40 años de éxito, en 2009 comenzó la saga de un nuevo frescor con el nacimiento de Ô d'azur, y hoy se abre un nuevo capítulo de Ô con la creación de Ô de L’orangerie: una caricia de flor de azahar con un toque de cítricos, una nueva historia de frescor que no me ha dejado indiferente…


Su aroma rinde homenaje al toque más fresco y moderno de la flor de azahar, dejando aflorar todos los matices de esta nota única, fresca y aterciopelada al mismo tiempo, intensa pero delicada. Una nueva agua de flores en el que este sublime matiz se aprecia en todo su esplendor, gracias a los perfumistas Anne Flipo y Dominique Ropion: “Queríamos crear una flor de azahar singular, que ofreciera sus espléndidas facetas. Al ir asociada a los matices más hermosos, a tonalidades acuáticas y a vibrantes acentos amaderados, adopta una nueva amplitud”, afirman.


Sin duda se trata de un aroma refinado, un sutil frescor con una flor misteriosa y mítica en la perfumería como protagonista absoluta que se muestra en todo su esplendor.

Junto a la nota principal destacan la esencia de nerolí, y el absoluto de flor de azahar. En torno a ellas los toques de bergamota y de naranja se eclipsan para dejar paso al frescor de un matiz acuático cristalino, dulcificado por la suavidad de los pétalos de jazmín. Finaliza con un fondo de madera y la untuosidad del benjuí, que realzan todas las facetas luminosas y frescas de la flor de azahar.


Se presenta en una reinterpretación moderna y depurada del histórico frasco, donde permanecen grabadas las volutas del diseño original inspiradas por las ondulaciones del agua. Su absoluta transparencia deja vía libre al singular tono verde agua, tan tierno como el corazón de una flor de azahar, de Ô de L’orangerie.

Además de su aroma, que me ha conquistado por su original frescor, me ha fascinado su imagen de campaña, inmortalizada por el gran fotógrafo Mario Testino y protagonizada por la top Daria Werbowy. Ella encarna a la perfección la esencia Ô de L’orangerie, por la ligereza, naturalidad, serenidad y frescor que transmite bajo la sombra de los naranjos en una luminosa mañana de verano, fundiendo la sensualidad, la suavidad y la ligereza con la feminidad más contemporánea. Un gran acierto de la firma.

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