Les Parfums d’Hiver, de Givenchy

Givenchy no falta a su cita invernal con las variaciones inéditas de dos de sus perfumes fetiches de edición limitada. En esta ocasión estos nuevos aromas nos llevan a un viaje imaginario a través de las notas y las materias más bellas que evocan la magia del invierno: el encanto de un paisaje nevado, el sensual refugio de unas pieles suaves, el hechizo del fuego brillando en la chimenea… que nos sumergen en la atmósfera onírica de un palacio de invierno. Fuera, el cielo azul glacial se refleja sobre la extensión inmaculada de un paisaje esculpido por la nieve en el que los árboles salpicados de blanco se visten de invierno.


La fragancia Ange ou Démon Le Secret santal d’hiver desvela la faceta más luminosa del perfume (del que ya os hablé anteriormente), que adquiere tonalidades ambarinas más cálidas, sensuales e inquietantes. En la salida, se aprecian notas discretas de arándanos y de té verde. El resplandor floral de las notas medias cobra amplitud con un jazmín sambac luminoso. La estela vibra con resonancias amaderadas, con una presencia íntima y elegante. La claridad blanca como la luz de la madera de gaiac se une al refinamiento de un cedro Atlas con aromas de madera ahumada. El sándalo entibia el fondo del perfume con su suavidad opulenta.


Very Irrésistible cèdre d’hiver se muestra como un torbellino de nieve bajo la luz, un caleidoscopio de colores que aporta cambios a la nueva versión invernal de esta fragancia. Las notas de hojas de magnolia LMR, verdes y frescas, junto a brotes de grosella negra se entremezclan en las notas de salida con el ímpetu embriagador del anís estrellado. La rosa, nota media emblemática de Very Irrésistible, adquiere matices cristalinos. La salida del cedro de Virginia, incisivo y puro, se enciende al entrar en contacto con el cedro Atlas de acentos candentes. El sándalo, mágico y envolvente, revela su plenitud, acentuada por una vibración de inciensos.


Además de sus aromas, que me han conquistado, me fascinan los frascos, que se presentan como si la nieve se hubiera depositado a los pies del frasco, un degradado de escarcha, sutil y cristalino que se eleva hasta la tapa ambarina donde parece reflejarse la luz cálida de una llama o de un sol de invierno. ¡Absolutamente sublimes!

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